LA CRUZ DE GUÍA DE JESUS NAZARENO: UNA OBRA DE MANUEL DÍAZ ESCACENA 

Manuel Díaz Escacena (Osuna, 1933-Sevilla, 2008) era, según quienes lo conocieron, un apasionado del arte en todas sus facetas que a lo largo de su vida plasmó su talento en materiales como la madera o la arcilla. Hijo de Manuel Díaz García y Ángeles Escacena Jiménez, pasó sus primeros años en el barrio de la Merced para posteriormente trasladarse junto a su familia a las inmediaciones de la Plaza de Toros. Fue en ese entorno, concretamente en el número 28 de la calle Alfonso XII, donde Manuel desarrollaría su creatividad durante los inicios como artesano, plasmando a golpe de gubia sobre la madera los ornamentos que embellecerían un bureau o las volutas y formas vegetales que compondrían la ornamentación de alguna pieza con finalidad cofrade.

Admirador de la obra de Martínez Montañés, encontró en el Señor de Pasión de Sevilla un Nazareno de paso firme y mirada baja al que rezar cuando se trasladó hasta la capital hispalense, para paliar la ausencia del Nazareno al que había dedicado las primeras oraciones en la Iglesia de la Victoria de Osuna.

Una maleta cargada de sueños y talento debió ser lo único que Díaz Escacena tenía cuando años más tarde y con vistas a un futuro próspero dejó Sevilla para mudarse a Madrid, donde contrajo matrimonio en 1969 con Carmen Rodríguez Muñoz. Hombre prudente y humilde, apenas habló de su trabajo con su familia y amigos, encargándose personalmente de quitar mérito a su obra cuando alguien ensalzaba su buen hacer.

Las creaciones de Díaz Escacena han quedado como muestra de una vida próspera dedicada al arte. Las herramientas que utilizó, huérfanas tras su fallecimiento, son testigos mudos de las incontables horas que Manuel dedicó a este noble oficio. Su hija, Ángela Díaz Rodríguez, orgullosa heredera de un legado documental en el que se conservan desde fotografías a bocetos, se confiesa enamorada de una de las piezas que su padre talló para la Semana Santa Ursaonense: la cruz de guía de la Hermandad de Jesús Nazareno.

LA CRUZ DE GUÍA DE JESÚS NAZARENO

En El Correo de Andalucía del día 27 de marzo de 1955, en la sección Vida de la Región y con el título Una obra de arte, se anunciaba la exposición en el escaparate de un comercio ursaones de la nueva obra que un joven artista local había realizado para la Hermandad de Jesús Nazareno. Se trataba de la cruz de guía que Díaz Escacena había tallado para esta corporación, una pieza de 2,22 x 1,34 centímetros de diseño neobarroco donde destacaban, según el diario "las molduritas y relieves, que le dan una visualidad agradable".

Ciertamente, la cruz presenta un bonito diseño donde se alternan los motivos vegetales a base de volutas y hojas de acanto, que recorren el estipes y el patíbulum formando guirnaldas que se cortan debido a la aparición de tondos donde se representan en bajorrelieve las Arma Christi, los instrumentos asociados a la Pasión de Cristo. De este modo, en la parte delantera aparecen representados, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo la escalera con la lanza y la caña con la esponja, las tenazas y el martillo, el título INRI, la columna con los flagelos y tres cruces. En su parte posterior y siguiendo el mismo orden, pueden identificarse los clavos, la bolsa de las monedas, la corona de espinas y el Santo Grial con el Cuerpo de Cristo. En ambas caras aparece en la cruceta como motivo central un medallón, representándose en el de la parte delantera el anagrama JHS y en la trasera el traslado de Cristo al Sepulcro. Del mismo, parten doce rayos biselados realizados en madera dorada.

Desde ese motivo central, que tomaremos como referencia, parten hacia el extremo de cada uno de los brazos de la cruz unas molduras doradas que flanquean las referidas guirnaldas y que se acaban, también, a la altura de los atributos pasionistas para ser retomadas al principio de la siguiente. El hecho de que en la cruz se mezclen diferentes tonalidades hace que se aprecien matices variados, algo que le otorga vistosidad y cromatismo. Esto se consigue por la conjunción de las piezas elaboradas mediante taracea, de idéntica tonalidad que los tondos, las distintas partes acabadas en pan de oro y el preeminente color marrón que baña prácticamente la totalidad de la obra. Unos airosos remates en madera dorada coronan tres de sus brazos mientras el que apoya en el suelo termina en un regatón de latón dorado.

LOS BOCETOS

Podría haber comenzado el artículo describiendo los bocetos que el artista presentó a los hermanos de Jesús Nazareno, sin embargo, he creído conveniente describir antes la pieza resultante de ese proyecto. Esto se debe básicamente al hecho de que ninguna de las ideas iniciales se corresponden íntegramente con el resultado final. Probablemente esto ocurriese porque a los hermanos de Jesús no terminó de gustarle ninguno de los diseños propuestos, pero sí la conjunción de elementos de ambos. Esto es, ante todo, una suposición que se argumenta en la idea de que los elementos de los dibujos que finalmente no se plasmaron en la Cruz de Guía del Nazareno fueron los que se emplearon posteriormente en la realización de la que encargó la Quinta Angustia. Estos debieron ser reaprovechados para la ejecución de un nuevo encargo con vistas a que las coincidencias fuesen mínimas y que no se repitiesen los motivos.

En la cruz de guía de Jesús aparece el motivo central del diseño número uno, desarrollado de la misma manera, con un JHS inserto en una sencilla moldura circular de madera dorada. También los motivos vegetales que parten desde el mismo buscando los extremos, a base de volutas y hojas de acanto, aunque los remates y la moldura que recorren los brazos los toma del diseño número dos. De este último también toma las Arma Christi, apareciendo enmarcadas en una cartela más sencilla que la que se proyectó. El orden de los atributos representados en el estipes aparece invertido en la realidad si atendemos al boceto, mientras que en las que se representan en el patíbulum coincide la columna con los flagelos pero no el Santo Grial con el Cuerpo de Cristo, que se colocó en esa misma posición al dorso, cambiándose en la parte delantera por las tres cruces.

Estos bocetos de cruces de guía elaborados por Manuel, además, se acompañan por dos diseños de faroles para escoltarlas. En el caso de la Hermandad de Jesús, la ejecución de éstos probablemente no llegara a plantearse, ya que se optó por unas piezas de orfebrería de elegante traza, mientras que en el caso de la Quinta Angustia si se materializaron. El farol que acompaña al diseño número uno evoca a los que aún procesionan la tarde del Viernes Santo, aunque relegados a acompañar el libro de reglas tras la adquisición de unos de orfebrería para flanquear la cruz.

Carlos Fernández Aguilar