LA TÚNICA "DE JABÁ" DE JESÚS NAZARENO

A finales del siglo XIX, la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno llevó a cabo la realización de importantes proyectos materiales para renovar y mejorar su patrimonio de cara a la estación de penitencia al alba del Viernes Santo. Entre ellas destacó la confección de una nueva túnica procesional. Entonces, se creó una comisión de doce miembros cuyas profesiones, mayoritariamente, eran agricultores. El hecho de que fueran agricultores no resulta baladí: la tradición cuenta que la túnica, que a continuación vamos a tratar, fue costeada por un devoto tras vender la cosecha de una plantación de habas, que en el momento de recogerlas eran moradas, conociéndose desde entonces como la túnica "de jabá".

El documento que recoge la información sobre la túnica, fechado el 27 de junio de 1881, recoge que "los individuos de la comisión (...) se obligan a satisfacer a Doña Patrocinio López en el concepto de precio por el trabajo y oro la suma de once mil doscientas cincuenta pesetas", ya que le "tiene entregado el terciopelo necesario para la túnica, la dará dicha señora bordada con hilo de oro de clase superior ajustándose al dibujo que ha facilitado a la comisión autorizada con su firma y de dimensiones iguales a la que viene usando la misma efigie para la procesión del Viernes Santo". Su plazo de entrega se fijó en "tres meses después de hallarse satisfecha de la totalidad del precio", apareciendo "Don Francisco Requena en el concepto de fiador de Doña Patrocinio López para el cumplimiento de todos los deberes que se impone". Patrocinio López fue una de las más importantes bordadoras de la Semana Santa sevillana en la segunda mitad del siglo XIX(1) cuya fama artesanal fue excelente. El resultado final fue una soberbia obra de altísima calidad artística.

A nivel artístico, la túnica "de jabá" de Patrocinio López parte de una sencilla guardilla perimetral a base de líneas alternas con tres esferas. A partir de ahí, se desarrolla un doble diseño, asimétrico en la delantera y simétrico en la cola, extendiéndose los bordados en el frente, sobre el pecho, mangas, espalda y por la cola hasta la altura de las rodillas. Las piezas de gran volumen y realce se distribuyen en la delantera y en la cola, apareciendo las más menudas en el pecho, espalda y mangas. El dibujo que la bordadora proporcionó a la comisión y la presencia de Don Francisco Requena como fiador de la misma en el contrato, nos hace mirar hacia Don Antonio Requena, profesor de dibujo en el Museo de Bellas Artes de Sevilla(2) quién le proporcionó varios diseños para sus obras.

La túnica de Jesús Nazareno de Osuna presenta una continuidad respecto de la túnica de los acantos de Jesús de la Pasión y de las flores de pasión de Jesús Nazareno(3) de Sevilla, de 1867 y 1869 respectivamente, posiblemente diseñadas por el citado profesor Requena. En este sentido, se repiten las grandes hojas de acanto formando roleos entrelazados, la presencia de flores de tulipanes, claveles, margaritas, azucenas, hojas dentadas y bellotas, extendidas mediante ritmos curvos tendentes a la asimetría. Este panorama naturalista simbólicamente hace alusión a las adversidades y dificultades que se tienen que superar, al triunfo de la primavera y a la regeneración de las almas a través de las buenas obras(4), lo que hace Jesús al cargar con la cruz de los pecados de la humanidad para alcanzar la salvación. En concreto, la guardilla perimetral aparece en la túnica del Nazareno de Pasión, la asimetría delantera y las mangas son muy similares a la del Nazareno del Silencio. Cronológicamente, la túnica "de jabá" fue confeccionada en 1881, entre las bambalinas de la Virgen de Loreto (1879), el manto de ésta (1884) y la túnica de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas (1889), de la misma Hermandad de San Isidoro. Los mismos grandes acantos en forma de C achatados se reproducen en las túnicas de los Nazarenos de Osuna, Sevilla y en las referidas bambalinas.

La soberbia túnica "de jabá" de Patrocinio López para Nuestro Padre Jesús Nazareno cayó en desuso y su rastro se perdió durante varias décadas hasta su restauración por José Ramón Paleteiro en 1997. Desde entonces, sólo en 1997 y en 2014 ha vuelto a procesionar, relegándose para los cultos internos. Ojalá que el conocimiento de la historia y del valor de esta importante obra del bordado permita que podamos ver a Jesús Nazareno vistiéndola, con más asiduidad, la mañana del Viernes Santo.

Antonio Morón Carmona.

Licenciado en Historia.


  1. Mañes Manaute, A. "Esplendor y simbolismo en los bordados". Sevilla Penitente T. III, Sevilla 1995,p. 270. 
  2. Ferreras, G. y Montero A. "Obras en exposición". Juan Manuel, el genio de Rodríguez Ojeda, Sevilla 2000, p. 90. 
  3. Luque Teruel, A. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, diseños y bordados para la Hermandad de la Macarena 1879-1900, Sevilla 2011, p. 107.
  4. Mañes Manaute. A. "Esplendor y simbolismo... p. 257.